ИзвестИя КазУМОиМя
серия «ФИЛОЛОГИЧесКИе НАУКИ»
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o reformar, aunque muchos lo consideren un moralista en el fondo (como
Blanchot), sino que presenta un modelo, el libertino, para subvertir, destruir
y modificar; “institución inmoral” denomina María Concepción Pérez a la
figura del libertino. Pero mientras la sátira y la caricatura deforman para
corregir y moralizar y remiten a un modelo mejor, el grotesco no propone
un modelo sino que sirve como vehículo de transgresión y provocación en
un proceso de subversión estética (o ética).
En Sade hay una gran variedad de códigos: lenguaje directo y brutal
aplicado al sexo, lenguaje metafórico de lo exquisito, espacios lujosos muy
ambientados que serán el lugar de la degradación, lenguaje grandilocuente,
filosófico, solemne, que se mezcla con la blasfemia y la realidad vulgar
y grosera. El código de lo sublime se le aplica al sexo en su versión más
grosera [9, p. 8990].
Sade nos presenta a sus héroes libertinos como ejemplos superiores,
pero el lector no puede sentir ninguna simpatía hacia ellos porque el propio
autor le ayuda a odiarlos. Todos ellos tienen en común la soledad. A la
práctica sexual le acompaña la teoría, a la que le da tanta importancia, y
cuyos razonamientos son tan sumamente prolijos que quienes escuchan se
duermen, como cuando Noirceuil explica a varios muchachos y muchachas
los perjuicios de la virtud, y sólo Juliette, la alumna aventajada, escucha
porque los demás se han dormido.
Hay algunos personajes que llevan en sí la esencia del grotesco: el
diablo, la marioneta, la bruja, el bufón, el doble... El libertino es también en
sí mismo un personaje grotesco: toda su vida gira en torno al sexo. Además
de ser un obseso sexual, el libertino es capaz de estar siempre en celo. Su
órgano sexual es como un ídolo: lo acaricia, lo muestra, lo impone, y ese
órgano acaba teniendo personalidad propia que suplanta al mismo libertino,
metonimia incansable que protagoniza las escenas, como cuando los monjes
benedictinos del monasterio Sainte Marie des Bois deben emitir un voto
condenatorio en estado de erección (parodia religiosa, parodia del sistema
democrático, burla cómica y transgresora).
La intención grotesca es evidente en las descripciones de los personajes
sadianos, y no solamente los libertinos son grotescos; y así, frente a las
víctimas jóvenes, que son enormemente hermosas, las más hermosas y
proporcionadas que puedan existir, las ancianas por el contrario son del tipo
tradicional que aparecen ya en la comedia ática, en Quevedo o en Goya. Una
galería de mujeres grotescas y deformadas aparece en las
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